Es muy lento esperar un bebé cuando no está en la panza de uno. Pasan ciclos, lunas, y nada que le puedo dar un beso.
Hay días que me obligo a mirar hacia arriba para encontrar la grandeza, que para mi, es la fé. La certeza de la inmensidad que mantiene todo pegado, andando, existiendo. La que hace que todas las cosas intangibles y grandiosas sucedan, y la misma que devuelve el aire cuando los pulmones se sienten cansados.
Esa maravilla de contemplación: eres chiquitito y no hay control de nada, pero eres excepcional, y por eso estás aquí. Abismo y angustia, plenitud y calma.
Estos días lentos recuerdo las palabras de mi amiga que lee las estrellas; estamos presenciando el entretejido perfecto del universo para que sus almas se encuentren. Hay que darle tiempo. Es algo inmenso.
Veo la nube moverse, seguir, y con un suspiro entrecortado, sigo yo también.