Laura Barreto Hoyos
1 min readOct 15, 2021

Es muy raro esperar un bebé que no está en la panza de uno. Sobretodo cuando ya se ha experimentado ese huracán de cambios palpables y tranquilizadores: la confirmación de un proceso que evoluciona.

No tengo náuseas, ni rastreo en una aplicación cómo día a día algo que empieza como una semilla de amapola, pasa a ser un arándano y así sucesivamente hasta pasar por todas las frutas del supermercado para ilustrar su crecimiento y finalmente, llegada.

En este caso, mi cuerpo se fortalece, se vuelve más elástico de otra manera. Invisible a los ojos.

Pero estoy segura que si me hacen una radiografía, podrán ver cómo el corazón se expande, y la espina dorsal se fortalece convirtiéndose en un constante estabilizador. Los pies más firmes, para no resbalar cuando se siente el terreno tan incierto y oscuro. La piel brilla y se vuelve más fuerte, se curte al despedir cada semana que parece haberse ido en vano. ¿El pelo? Es lo que más alegría me da, pues me lo puedo seguir pintando, dándole la firme pelea a mis genes y a las canas ya irremediables.

Laura Barreto Hoyos
Laura Barreto Hoyos

Written by Laura Barreto Hoyos

Contenedor de dibujos, textos y otras cosas hechas con las manos a punta de sensibilidad tropical.

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